martes, mayo 16, 2006

Regalo Zen

La madre de Umi cumple años.
-Toma, cámbialas por arroz, pescado, algas, gengibre, rábano y azucar. Vamos a preparar una comida para tu madre - dijo el padre y le entregó una bolsa gruesa con dos gallinas vivas dentro.
Umi bajó al mercado luchando con la bolsa. Le llegaba a las rodillas y se sacudía sin parar. Camino al puesto de especias, pasó junto al anticuario y se detuvo congelada. En el centro de la mesa del anticuario, una casa en miniatura con techo de ébano, marcos de oro, puertas de marfíl y una hermosa geisha de raso y seda sentada en la puerta. Las gallinas picoteaban su espalda a través de la bolsa.
Abrió la boca. Sólo salió aire.
-¿Cuánto cuesta?
El anticuario se estiró sobre la mesa para ver de donde venía la pregunta.
-Ah, tú... si estuvieras diez años a mi servicio con un día de descanso al mes, lograrías pagarla -
Siguió lustrando un platón de cobre. Umi volvió a casa.
Por la noche, se sentaron a la mesa y cantaron las rimas de aniversario. El padre de Umi apagó la vela sobre la mesa, la casa quedó a oscuras. Se oyeron los pasos, los goznes del bául y pasos de regreso. Se prendió la vela otra vez. Un gran paquete rojo estaba sobre la mesa. La mamá desató los nudos de la tela.
Los ojos de Umi se abrieron hasta ver lo blanco alrededor de la pupila.
- Para los recién nacidos - dijo el padre, la madre le tomó las manos y las apretó.
Al día siguiente el padre martilló un clavo al lado de la puerta
y la madre rellenó con liencillo y paja muy limpia el interior de una pequeña casa.
Umi miró la sonrisa del padre cuando puso suavemente los pichones dentro.