jueves, noviembre 30, 2006

La opacidad necesaria


Sentada entre las sombras

estuve inyectando veneno con una aguja tamaño detalle
deseando qué? deseando a otro
ahora sólo me queda la sensación vomitiva del canivalismo
después de haber estado devorando, descuartizando mi propio
cuerpo de dos

Me meto en una panadería para no sentirme tan perversa
el pan es bueno
el pan sólo es bueno
me rodeo de pan
con la esperanza de que me transforme,
me ponga buena
Nunca creí a mis ojos capaces de tanto daño

Apoyo la taza tibia de café en mi pecho
hay que cosas deben quedar en el interior:
el estómago, los intestinos, el corazón
que laten fuera del toráx

son peces boqueando en la baldoza marrón de la panadería

Mudanzas bis


La Montaña es lo misterioso: lo profundo de la tierra que al vez es parte del cielo


Vivo en Buenos Aires, sumergida en el cemento, la voracidad, atravesada por campos magnéticos y ultrasonido. Sobreviví gracias al adoquín que tengo en el balcón, en el que me siento a escribir e intuir el cielo.


lunes, noviembre 13, 2006

La reina de la pelusa


Sentada en el sofá
me agaché para subirme las medias
y por primera vez
huelo como huelo
cuando estoy con vos

Desde que te fuiste
las mangas se me descosen
y la casa está siempre llena de pelusas


sábado, noviembre 11, 2006

Dorrego y la via


Hoy caminando por Dorrego
encontré un gatita embarazada
tomando sol al lado de un portón

cómo me gustan

Enseguida se dejó acariciar
la panza peluda y negra se le sale para los costados
(adentro se le agita suave el gaterío)
me gustán más que las mujeres embarazadas.
Las gatas preñadas ronrronean
todo el tiempo, están cariñosas
dionisíacas y fregonas
felices
anchas
chochas
y ronrronean
hasta que dan a luz al último gatito


jueves, septiembre 14, 2006

Diente de león

“Es un león viejo, se le caen los dientes, pero aún es un león..”
Enrique D., conversaciones sobre Rey Lear.


Umi cocinó un pan porque ya estaba en edad de entenderse con el fuego.
Amasó con la postura del Samurai, lo puso en el horno y se fue a jugar con las gallinas. Regresó corriendo, más tarde, cuando había olvidado el pan por completo.
Lo sacó del horno, estaba inflado y duro. Muy duro.
No pudo cortarlo con la mano como se corta el pan. Tomó una piedra, puso el pan en el suelo y lo golpeó. Se desprendieron algunos trozos. Umi tomo uno y lo mordió. Sintió un temblor en la boca, miró el mendrugo: tenía clavado uno de sus dientes de leche.
Guardó el diente en el bolsillo y escondió el pan en una canasta. Era peligroso, no podía darle un pedazo a Kâze porque podría perder un colmillo y no todos los dientes vuelven a crecer.
Se fue al río a jugar. Regresó con hambre en la oscuridad.
Se sentó a la mesa y se sirvió el arroz. La madre puso en la mesa dos cuencos más y destapó uno:
-Tu primer pan, Umi- Sonrió el padre. Entonces vio un hueco negro en la sonrisa blanca de su padre. Umi se tapó la boca con las manos y sintió la culpa apretadora en su barriga.
La madre tomó el otro cuenco lleno de agua, mojó un pedazo del pan y lo repartió entre los tres.
-Felicitaciones Umi, serás una gran guerrera.

domingo, agosto 27, 2006

Mudanzas


Llego a la casa.
en la oscuridad
todavía no sé el camino a mi habitación
La que tengo asignada aún huele
a su anterior ocupante.


Llego a la puerta de la casa
cuando está papá huele a pan
(desde que compró el horno eléctrico para pan
si está, está horneando)
cuando está mi hermana hay olor a incienso o a viento
(a ella también le gusta abrir las ventanas aunque nos de frío)
cuando Helena está de buen humor, hay olor a cena.


Cuando abro la puerta y no hay nadie
sólo me acompaña la semioscuridad
y una sombra rancia de encierro, de cigarrillo.

Mientras camino a tientas
hago fuerza para sentir olor a mi.


sábado, junio 17, 2006

Sabotage

1
A veces soy una bola de miedo
y estoy cerca de, similar a,
familiarizada con, cómplice de,
asociada a

una bola de pelos en la alfombra
un sorbete rajado
un pan mojado con agua
nieve sucia, un chicle masticado
una cáscara de huevo

pero no puedo con go go go
soy inútil cuando busco lo más inútil
todas estas cosas todavía sirven para algo

2
Justo lloro el día
que me pinté los ojos
parece que me maquillo para llorar

3
Mi letra es un zancudo aplastado
pero sólo tengo buenas ideas
cuando el bus está en movimiento




sábado, junio 10, 2006

epistolares fílmicas

Querido Antonio
Despues de dos meses de lluvia, hoy entró el sol por la ventana
todos los animales de la casa corrieron a un cuadrado de luz.
Que placer verlos
al gato se le cerranban los ojos, la tortuga los cerró
y se escondió en el caparazón,
al perro se le iba abriendo la boca
y me acordé
la primera siesta de tu temporada de insomio:
estaba harta de verte escribir
cuando tu mano se aflojó
tu cabeza dejó de hacer fuerza
tu mandíbula dejó de masticar el aire
y te caiste arriba del escritorio donde retratabas
por quinta vez
en una poesía
a las criaturas que habitaban en la casa.
Yo me quedé quieta durante ocho horas
para que nuestras mascotas pudieran descansar

Francesca



Ay! Antonio

Si estuvieramos otra vez en Cinecittá
te pediría como entonces
" desarmen Nueva York
armen Buenos Aires "

Francesca


cuerpo extraño

sueño
que soy un tigre dormido en un cañaveral y sueño
que soy un perro echado en el sol soñando
que es un manatí quieto en el lecho de un delta
que sueña transformarse en liebre soñando
que es un perezoso colgado de un arbol que sueña
con una leona recostada en la sombra que sueña ser
oso hibernando en alaska que
sueña
que era una mujer corriendo en la lluvia
se sacude incómodo y se despierta agitado


martes, mayo 16, 2006

Regalo Zen

La madre de Umi cumple años.
-Toma, cámbialas por arroz, pescado, algas, gengibre, rábano y azucar. Vamos a preparar una comida para tu madre - dijo el padre y le entregó una bolsa gruesa con dos gallinas vivas dentro.
Umi bajó al mercado luchando con la bolsa. Le llegaba a las rodillas y se sacudía sin parar. Camino al puesto de especias, pasó junto al anticuario y se detuvo congelada. En el centro de la mesa del anticuario, una casa en miniatura con techo de ébano, marcos de oro, puertas de marfíl y una hermosa geisha de raso y seda sentada en la puerta. Las gallinas picoteaban su espalda a través de la bolsa.
Abrió la boca. Sólo salió aire.
-¿Cuánto cuesta?
El anticuario se estiró sobre la mesa para ver de donde venía la pregunta.
-Ah, tú... si estuvieras diez años a mi servicio con un día de descanso al mes, lograrías pagarla -
Siguió lustrando un platón de cobre. Umi volvió a casa.
Por la noche, se sentaron a la mesa y cantaron las rimas de aniversario. El padre de Umi apagó la vela sobre la mesa, la casa quedó a oscuras. Se oyeron los pasos, los goznes del bául y pasos de regreso. Se prendió la vela otra vez. Un gran paquete rojo estaba sobre la mesa. La mamá desató los nudos de la tela.
Los ojos de Umi se abrieron hasta ver lo blanco alrededor de la pupila.
- Para los recién nacidos - dijo el padre, la madre le tomó las manos y las apretó.
Al día siguiente el padre martilló un clavo al lado de la puerta
y la madre rellenó con liencillo y paja muy limpia el interior de una pequeña casa.
Umi miró la sonrisa del padre cuando puso suavemente los pichones dentro.